miércoles, 12 de septiembre de 2018




I LOVE YOU TOO

Tanto en películas, series y hasta en la vida misma es muy recurrente escuchar a las parejas decirse "Te amo". Aunque parezca mentira, o fuera de lo común, nadie me lo había dicho en la vida hasta este último tiempo. O soy un hijo de puta, o he tenido poca suerte.
A lo largo de mis 32 años he tenido un total de tres relaciones serias. La última comenzó en mis treinta y fue la primera persona que oiría decirme por primera vez en mi vida estas palabras.
 Pero para entender la importancia de ese momento voy a remontarme un poquito mas atrás en la historia: hacia mis dos parejas anteriores, y voy a generalizar porque pensaban exactamente lo mismo: que no hacía falta decirlo, sino expresarlo. Que el amor se demuestra en acciones diarias y que no tiene ningún significado decirlo si nuestros hechos no concuerdan con las palabras.
Pero de alguna forma siempre sentí que algo faltaba, algo no funcionaba. Si el amor era correspondido y sentido de ambas partes, un "te amo" debería haber existido tanto en hechos como en palabras. Las palabras también son necesarias. 
Lo más importante sobre lo que les quiero contar es que creo que los hechos sucedieron de tal forma, simplemente, porque la vida misma debía primero enseñarme lo que realmente el amor significaba. Que amar, es simplemente querer y hacer lo mejor por el otro, sin importar lo que venga a cambio. Porque el amor es desinteresado. De hecho cuando olvidamos esta última parte, es cuando todo comienza a fallar.
De esta forma con 31 años, en el medio de una charla de esas que entran en madrugada, con emoción, con lágrimas de felicidad, seguidas por un intenso silencio, fue cuando me miró fijamente y ahí lo supe: el momento había llegado. La primera vez que sentía esa magia y que todo podía llegar a suceder... Había llegado el momento? Me lo estaba por decir? Me gusta no tener que caer en la obviedad, porque esta vez no hizo falta. De hecho solo me miró, asintió con la cabeza y con una dulce sonrisa me dijo: _yo también. Ya habíamos hablado con la mirada.
Los días y los meses pasaron y escuché de sus labios decirme "Te amo" casi tantas como las veces que me lo demostró cuidándome, acompañándome, simplemente amándome.

Lamentablemente como dije antes, el amor es desinteresado. Y no siempre lo tenemos en cuenta. De alguna forma nuestros caminos dejaron de seguir el mismo rumbo y tomamos rutas separadas. Fue difícil aceptarlo. Porque por primera vez en la vida había experimentado lo que el verdadero amor significaba. Y por primera vez en la vida, quien fue la única persona en decirme las palabras "Te amo", ya no las quería decir más. 

Pero el camino recorrido solo nos lleva hacia adelante, y hoy siento mi corazón más grande, porque no solo experimenté el amor mas puro, libre y apasionado. También aprendí a expresarlo y nunca olvidar que amar, se trata sobre los demás. 
Nunca cruces una puerta sin decirle a esa persona cuánto la amas. Los actos son importantes, pero las oportunidades de decirlo y escucharlo, también son limitadas. Porque la vida es finita.
Podemos reconocer la primera vez que escucharemos un "Te amo" pero nunca sabremos cuál sera la última.

miércoles, 23 de octubre de 2013

MAS AMOR

Es la primera vez que escribo desde el fondo de mi tristeza. A lo largo de todos estos años he vivido experiencias únicas. Encuentros y desencuentros, progresos y retos. Pero hay algo en particular, que me ha razgado el corazón sin ningún tapujo. Y lo único con el poder de razgar un corazón son las mismas personas. Que ya no se tratan con respeto y nadie tiene valor para el otro.
Es una guerra de luchar por ser el mejor, olvidando sus raíces, sus valores, donde todo se deshumaniza para convertirse en herramientas para conseguír un solo objetivo: saciar los deseos del "yo".
Este es el momento donde mi tristeza comienza.
Cuando uno trabaja tanto por conseguir lo que sueña, se siente la persona mas feliz del mundo.
Aunque sea poquito, tras mucho esfuerzo, todo buen resultado te llena el alma.

Cuando alguien nuevo aparece en nuestras vidas, nuestra felicidad y seguridad se expone.  Queremos conocer, compartir, pero quizas llega una persona ciega de corazón, te mira y te frunce el ceño y la boca. Desestima lo que haz logrado, lo que tienes, lo que ofreces... y cuando alguien desestima lo que haz logrado, desestima todo tu esfuerzo, tus anhelos, tus logros, esos gritos de felicidad donde ninguno de ellos estuvo presente...
desestima estos momentos,
y estos,



y estos,
que hicieron que hoy hayas llegado a donde estas.

Así que no te dejes desestimar por nadie. Que te acompañe toda persona que merezca, valore y respete tu compañía. Por que sos un poco de todos ellos... y seguramente, estas cosas tan valiosas, son las que a muchos otros les faltarán siempre.
Las raíces son la base principal para que todo árbol crezca fuerte y alto. Los que se olvidan de donde provienen, caen jóvenes. Porque nada crece sin raíz.
Duele ser desestimado. 
Pero duele también desestimar a otro. Tan feo como suena lo que describo, puedes llegar a hacerlo también. 
Duele ver como el amor entre las personas se está apagando, o transformando en simples "Likes" que toman el momento necesario para poder seguir adelante con nuestras vidas sin tener que ocupar tanto en alguien más.

Quiero ver mas amor, quiero que dejemos de ver con los ojos, y empecemos a sentir más con el corazón. Todos lo tenemos...esta esperando.

Yo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Crónicas en la gran ciudad...


Acabo de cumplir nueve meses en la ciudad, y aún me siguen pasando cosas que ni yo puedo comprender que sean posibles.

No  hay día más estresante que el de hacer los "trámites".
"Trámites",  es una palabra que me suena a complicado, a hombre atareado, a largas filas, caminatas sin fin, mares de gente y situaciones difíciles con papeles y plata. El sólo hecho de pensar en hacer "trámites" me da un retorcijón en el pecho y una especie de stress mental que me deja completamente mal predispuesto, aun antes de cruzar la puerta de casa.
Como buen chico nuevo en la gran ciudad,  no queda otra posibilidad que comenzar el día con alguna metida de pata vergonzosa. Han pasado muchas... desde estirar la mano para parar el subte (peligroso), o subirme a un tren  y que salga para el lado opuesto;  y lo peor de todo: bajarme y creer que estoy en el lugar correcto.
He aprendido a crear mis propias reglas: Las reglas que me ayudarían a no volver a cometer los mismos errores.  La primera de ellas es que al estar perdido, "nunca es suficiente preguntar por una calle a uno o dos vecinos".  Por  mas que cueste, he llegado a la conclusión de que hay que preguntar, por lo menos, a  cuatro personas diferentes; en lo posible en distintos lados de la vereda. De esos cuatro, por lo menos dos te mandan a lugares completamente opuestos. Sumando a otros dos (en lo posible almaceneros, o porteros), podríamos llegar a una posible verdadera locación. De más está decir, que esto es solo para testarudos como yo, que lo único que hacen antes de salir de su casa es revisar la dirección en el google maps, y salir sin mas que el vago recuerdo de aquella imagen, con dos únicos datos fijos: que subte/ bondi tomar; y dónde bajarse.
Al fin y al cabo, los difíciles "trámites" terminan siendo lo más fácil del día, comparado con el trastorno de llegar a destino…

jueves, 4 de marzo de 2010

Soy un Chico Comun

Mi nombre es Jonathan Ezequiel Ali, y nací el 23 de agosto del año 1986 en la ciudad de Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina. Desde aquel entonces, mis padres Liliana y Jorge han hecho hasta lo imposible por ayudarme a expresar todo lo que sentía en mi interior.
A los ocho años, asistí al primer casting para un porgrama de television local llamado "Talentitos", del cual formaria parte del elenco por los siguientes 5 años. El show llegó al teatro por tres temporadas y varios tours de por medio.
Nunca fui tan felíz al poder experimentar la grandeza de interpretar a cualquier personaje que se me viniera a la cabeza. Una "Personalidad" va acompañada de muchas cosas. Podía escapar de mi cuerpo en cualquier momento y ponerme en cualquier otro. Podía escapar de mi mundo y aterrizar en cualquiera que se me ocurriera sin siquiera despegar mis pies del suelo.
A los quince años me dedique a las comedias musicales por dos años, lo cual me otorgó la experiencia y la capacitación necesaria para animarme a crear por mi cuenta.
Cumplí los diecinueve años y me preparaba para salir en una mision de servicio humanitario al sur de Brasil y Uruguay. Esa experiencia me abrió la mente por completo. Un joven de mi edad jamás podría imaginar las realidades que están sucediendo en el mundo a no ser que las haya vivido. Y no me refiero a la pobreza o a catástrofes físicas o políticas, me refiero a lo que las personas viven. Nunca vi la vida tan de cerca.
Miles de personas me contaban de sus vidas, sus problemas, sus preocupaciones, sus pasiones y sus sueños. Fue en ese momento en el que decidí comenzar a escribir aquellos tesoros. Aquellas vidas eran desconocidas para la mayoría. Pero mediante mis palabras podia darles inmortalidad. Un pasado, un presente y un futuro. Es la base de toda vida. Para crear un personaje lo primero que hago es dotarlos de estos principios. Luego de un lugar, una casa, una familia, un trabajo. Lo más divertido para mi es hablar sobre personas que probablemente existen en cada vecindario, en cada familia. Me gusta que al leer todos podamos sentirnos un poco identificados o parte de aquella historia. El reconocerme dentro de esa historia me ayuda a darme cuenta de mi actitud y mi comportamiento. Pienso que toda literatura debe contribuir de una manera u otra a edificar nuestro interior, sea por el humor o cualquier otro medio.
Este primer año de "El Chico Común" me hace sentir más que feliz, el saber que las historias que han salido de esta cabeza entretengan, diviertan y ayuden. Gracias por el apoyo y confianza. Por un año más!
El Chico Común.